CALENTAMIENTO.
Los pies.
Nos
descalzamos. Caminamos utilizando
por orden las puntas de los pies, los talones, los lados internos, los lados
externos. Al terminar estiramos bien los empeines.
Imaginamos
que estamos en la playa y dibujamos con los pies en la arena. Dibujo un
círculo, un sol, escribo mi nombre… primero con un pie, luego con el otro.
Jugamos a
recoger cosas con los pies. Un papel, una camiseta,…
Corremos sin
movernos del sitio liberando la voz ¡aaaaaa….!
Los tobillos.
Dibuja
círculos con el tobillo, primero girando el pie hacia un lado y luego en la
otra dirección. Repite con el otro pie
Rodillas.
Con los pies
apoyados en el suelo, piernas juntas y dobladas, haz rotación de las dos
rodillas a la vez, hacia un lado y hacia el otro.
Caderas.
Flexiona
ligeramente las rodillas, manos en la cintura, giro de caderas una vez a cada
lado.
Hombros.
Sube ambos
hombros hacia las orejas. Ténsalos y suéltalos de golpe hacia abajo. 3 veces.
Dibuja
grandes círculos con los hombros hacia atrás y hacia delante. Repite 5 veces.
Brazos.
Nadamos.
Gira alternativamente un brazo y luego otro como si nadaras de espaldas. Repite
el movimiento hacia delante.
Muñecas.
Brazos
estirados al frente. Cerramos las manos formando puños y giramos las muñecas en
círculo hacia afuera 5 veces y hacia dentro otras 5.
Cabeza.
Círculos con
la cabeza sin forzar.
Balanceo con
la cabeza hacia un hombro y hacia el otro. Repite 3 veces.
Recordamos
el cuento de la oruga glotona.
Antes de que la mariposa adopte su
forma, vive mucho tiempo como una oruga. Para transformarse teje un capullo
alrededor de su cuerpo y cuando lo abandona luce un aspecto completamente nuevo
y colorido.
Le
explicamos que ahora le toca a él/ella mostrar cómo sale de su capullo
convertido/a en una preciosa mariposa. Invítale primero a que se mueva como una
oruga.
Nos
inclinamos hacia delante y apoyamos las manos en el suelo, frente a nosotros.
Imitamos el desplazamiento de las orugas. Repetimos varias veces.
La oruga se cansa y tiene que
tumbarse un rato
(nos acurrucamos, nos hacemos muy pequeñitos imaginando que dormimos en nuestro
capullo). La oruga está ahora dentro del
capullo… sufre una transformación y se convierte en una espléndida mariposa.
Ponte
ahora en posición sentado. Con la
espalda recta y las rodillas flexionadas (como los indios). Un cojín bajo los
glúteos puede ayudarte en la postura.
Relaja los
hombros y cierra los ojos. Relaja tu mente, no pienses, déjate llevar por el
ritmo de tu respiración. Coge aire por la nariz y expúlsalo por la boca.
Si ya está
tranquila tu mente, imagina que eres una mariposa, despliega tus alas
y ponte a volar.
Vuela sobre
las flores de mil colores: verdes, rojas, amarillas, azules, violetas... Elige
una que te guste, pósate y quédate un ratito. Cuando quieras, puedes regresar
al lugar en el que estás.
El Yoga .
Una aventura para niños. Helen
Purperhart
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